Italia. 2014
El diseño de un Pabellón nacional en una Exposición Universal ha de convocar la certeza de que en esa instalación se van a proponer experiencias muy agradables a los visitantes, transmisión de información de interés, ganas de compartir esas experiencias, sensaciones de expectación y sorpresa, valores positivos y, finalmente, del recuerdo de que ese país es capaz de ofrecer un valor añadido en relación con el tema matriz de esa Exposición, en este caso la nutrición. Ganas de visitar ese país, finalmente.
Nuestra propuesta quiere aunar esos objetivos en torno a una batería de conceptos integrados, que pueden describirse como sigue.
La posición de la parcela del Pabellón de España (con uno de sus extremos abierto a la calle principal de la expo, el otro a una de sus más significadas plazas y uno de sus lados ofreciéndose otro espacio público) y su geometría en “L” ha inspirado la generación de una calle (sombreada por el emparrado artificial y protegida de la lluvia) que enlace todas las piezas del conjunto y cobije al visitante que desee recorrer toda la parcela sin tener que acceder a ningún de sus recintos cerrados.
Esta calle se convierte en el espacio semi-exterior de referencia del pabellón. A ella abre el espacio gastronómico, la sala multiuso y la propia sala principal de exposición desde la que el visitante continua su recorrido a cubierto, en busca de las experiencias que le pueden proporcionar el resto de los ámbitos. Esta calle dota al conjunto de la Expo de un pasaje adicional, de libre acceso, con que en enlazar algunos de sus espacios públicos a cubierto, de forma que un visitante distraído pueda ingresar en la atmósfera del pabellón de España de forma natural, sólo con la intención de transitar entre diferentes zonas de la exposición.
Con buen criterio, las directrices de diseño de futura Expo Milán 2015, aconsejan combinar los espacios abiertos con los espacios interiores en las propuestas de los pabellones nacionales. Esta “alternancia entre espacios abiertos y cerrados permitirá permeabilidad de accesos y salida”.
Se podría interpretar entonces que la respuesta arquitectónica resultante tenería que generarse a través de la combinatoria de recintos totalmente interiores con áreas totalmente exteriores, a través de la alternancia de edificios con espacios libres.
Pero, de hacerlo así, se estaría obviando uno de los principales mecanismos de creación de habitabilidad de la cultura mediterránea: los espacios intermedios, aquellos que no son totalmente interiores ni interiores: porches, pasajes, galerías, patios, emparrados…
Nuestra propuesta de pabellón de España quiere hacer de estos espacios mediterráneos su principal argumento: sus ámbitos de encuentro colectivo no serán totalmente interiores ni exteriores: tratarán de recrear las condiciones de un agradable recinto protegido por una porosa sobra vegetal, que pueda transmitir sensaciones relacionadas con los emparrados mediterráneos. Nuestro pabellón contará con la recreación de los porches, galerías, emparrados, espacios semiexteriores donde materializa el ambiente que construye lo mejor de la calidad ambiental hispana.
El principal espacio de encuentro comunitario lo constituirá el recinto gastronómico del pabellón, para el que la envolvente describe un amplio volumen de contornos faceteados que se sitúa entre dos de las plazas exteriores, ofreciéndose como reclamo tanto hacia la calle antes descrita como a estas dos plazas.
La imagen exterior más pública del pabellón la constituye su fachada hacia la avenida principal de la Expo. Esta fachada ha sido tratada como la combinación de un porche (que cobija el espacio previo a la entrada al principal espacio expositivo) y un escenario (una superficie vertical en forma de cuadrado) que se pretende sea soporte de actividades de danza vertical con las que animar la espera de las colas.
Desde este porche-escenario arranca también la calle sombreada que articula el conjunto, descrita anteriormente.
En lugar de fragmentar los mensajes expositivos en diferentes espacios se ha optado por concentrar todo el volumen disponible en una sola “capilla”, que saca partido de las mayores dimensiones posibles de ancho, largo y alto que proporciona el solar. Su sección cuadrada le confiere un aire abstracto, y sus proporciones la emparentan con recintos religiosos. El visitante se encuentra con sus semejantes en un único prisma de aire donde las experiencias expositivas se suceden dinámicamente.
La memoria de los contenidos expositivos describe en el apartado correspondiente con detalle cómo los “frescos” del techo, el gran y totémico “plato” central, la extensa pizarra-retablo de recetas o las imágenes en holograma que conversan sobre un podio quieren conferir de forma sutil e indirecta, al espacio la tensión y el arrobo de un espacio detenido, casi sagrado, como sagrado ha de ser el respeto por los productos, las artes y las técnicas que alimentan el mundo.
El interior de este volumen tendrá el aire de un mercado “gourmet” en el que, en lugar de una única barra para atender al público, surge un conjunto de “islas” que convocan a los comensales en sus contornos, multiplicando la longitud de atención disponible y a la vez dando la posibilidad de diferenciar el tipo de oferta gastronómica que se ofrece en cada una de ellas. Al hacerse exentas estas barras en forma de isla, la cocina (donde cada día se prepara el material que se destina a aquéllas) puede liberar sus límites, permitiendo al visitante observar su actividad, a través de sus cerramientos transparentes.
El espacio para restauración quiere entenderse fundamentalmente como un lugar de encuentro: libre, informal, festivo, como una verbena, una velada o una pequeña feria bajo un emparrado.
El restaurante, aunque más formal y restringido, no deja de participar en este ambiente al situarse bajo la misma envolvente pero en un nivel superior, con acceso directo desde la calle central del pabellón y al mismo tiempo con posibilidad de conexión directa desde las zonas más restringidas del mismo.
La resolución geométrica del pabellón saca partido de la geometría de la parcela, trazándose como una composición de dos piezas que se relacionan a través de la calle sombreada central. La primera de las piezas, que conforma la entrada principal y cobija la gran sala de exposiciones, es un prisma lineal continuo, que comienza en el porche-escenario y termina incluyendo la sala de usos múltiples y los espacios de administración y servicios. La segunda de sus piezas ocupa el espacio restante, aproximadamente cuadrado, que se interpone en entre las dos plazas públicas que circundan el solar. Sus límites se quiebran en planos oblicuos, haciendo referencia al carácter informal del espacio gastronómico y festivo que alberga.
La altura del pabellón se lleva hasta los 12 metros que limita la organización, con puntuales elementos (resultantes del carácter quebrado de las cubiertas) que sobrepasan esta cota de referencia pero sin alcanzar el límite total de 17 metros.
El visitante que quiere acceder al contenido expositivo por el acceso principal guardará cola frente al porche-escenario en un espacio que se conforma como caminos (surcos) entre cultivos de plantas aromáticas que se dispondrán como una superficie continua de unos 70 cms de altura. Ya se ha comentado cómo, mientras tanto, el porche-escenario puede albergar espectáculos de danza vertical alegórica.
La entrada a la gran sala expositiva se realiza con la mediación de un vestíbulo previo, que acomoda la mirada a la penumbra del interior. El prisma que contiene la sala ocupa gran parte de la sección alargada del pabellón, paralela a su calle central. La salida del visitante se produce (con la mediación de otro pequeño vestíbulo) precisamente a la zona intermedia de esta calle central sombreada, ya inmediata al acceso del espacio gastronómico y de la sala multiusos. Esta sala multiusos se ha concebido con un tamaño y unas proporciones que la hagan apta para albergar actuaciones con auditorio o demostraciones más informales. Incluye una cabina independiente para proyección y/o traducción.
El visitante que recorre una Exposición Universal de estas características se encuentra frecuentemente sometido a la sobreabundancia de estímulos y al cansancio que provoca tanta concentración de propuestas expositivas y arquitectura. El pabellón de España quiere proporcionar, además de información y entretenimiento, la posibilidad de transitar por sus propuestas de forma descansada y alegre.
El ámbito de las colas de espera se ha tratado como si de caminos entre cultivos se tratase. Los trazados de estas colas se configuran como surcos entre una superficie de cultivos. El visitante transitará entre una alfombra de plantas olorosas, a la altura de sus manos que hagan agradable la espera de pie.
El porche-escenario de la fachada principal, mientras tanto, y de cuando en cuando, será soporte de acciones de danza vertical, donde los artistas posarán sus movimientos y sus sombras sobre una pared vertical tratada con una textura terrosa (a modo de la imagen de campos de cultivo), de trazos informales, que se contraponga al aire vegetal de la envolvente exterior.
La calle sombreada y protegida de la lluvia que articula el conjunto se dota de un interminable banco adosado a su pared donde descansar momentáneamente bajo la “parra artificial”. Esta calle puede acoger parte de la cola en días especialmente lluviosos o ventosos.
También la “capilla” expositiva se dota de un extenso diván alargado, a toda la longitud de uno de sus laterales, donde el visitante pude sentarse en una posición que le permita contemplar descansadamente las evoluciones de las imágenes que acontecen en techos, paredes y objetos exentos del espacio.
El espacio gastronómico está abierto en prácticamente todo su perímetro, invitando a sus barras o sus terrazas a los que discurren por las plazas que lo circunda. Evitar la barra única y proponer, a cambio, un conjunto de “islas” exentas multiplica los puestos disponibles y hace posible tematizar cada una de ellas según determinadas familias de productos gastronómicos, haciendo verosímil que el espacio se visite más de una vez, según las preferencias del día.