Lora del Río (Sevilla). 2010
El edificio descansa con la planta baja a modo de “estilóbato”, un basamento que realza su papel institucional y que resuelve con su potencia las diferentes rasantes de los bordes que produce la pendiente del solar.
El volumen que apoya sobre este basamento aumenta la separación respecto de los linderos para que las circulaciones y entrada de luz a su alrededor resulten más generosas. También permite la liberación de parte de la cubierta de planta baja como espacio transitable, tapizándola con césped artificial, sin mantenimiento, para conseguir unas vistas más agradables tanto para los usuarios del edificio como para los vecinos de las viviendas circundantes.
Los diferentes planos y ángulos que conforman las fachadas del edificio responden al carácter de edificio exento dentro del entorno. El espacio de acceso principal, donde se congrega el público, se ensancha al retranquear el edificio, a imagen de la fachada de enfrente que se recoge para crear un espacio ajardinado delante de las viviendas.
La forma quebrada del edificio divide el espacio libre de la parcela en dos, uno ajardinado delantero para acceso peatonal de público, y otro trasero de acceso rodado restringido para aparcamiento en superficie y registro de la Planta Semisótano.