Pamplona. 2018
Un concepto de la docencia como el que se requiere, participativa, interactiva y en el que el aula cede protagonismo a los espacios intermedios, de intercambio, se materializa en el proyecto con el atrio central al que confluyen todas las aulas y que se configura como una auténtica aula colectiva. Un sistema de gradas que conectan el nivel superior y el inferior aporta el territorio para la creatividad compartida a la vez que sirve de escenario a los más variados eventos formativos. El atrio central, casi una microplaza urbana, segrega en planta baja una zona, levemente deprimida y cobijada, el espacio para la participación de los más pequeños en esta experiencia comunitaria. La luz natural cenital baña el conjunto, reforzando ese carácter casi urbano que se pretende.
Pero el atrio central no es en este proyecto un recurso funcional o espacial. Se propone también su protagonismo como regulador térmico del conjunto. El lucernario lineal que lo corona, puede generar un calentamiento natural en invierno, reforzado por el efecto invernadero, que se aprovecha para atemperar el aire de ventilación de las aulas. En verano, el atrio, sombreado, ventilado y atemperado por la aportación de aire fresco desde conductos en contacto con el terreno, aporta aire de ventilación a temperatura más baja que el exterior sin consumo energético. En ambas situaciones se optimizan así las prestaciones de los recuperadores de calor.