Antequera (Málaga). 2001
La ordenación que se propone tiene su generatriz en disposición de las piezas que conforman el barrio de San Isidoro o el propio colegio público: bloques lineales paralelos a las curvas de nivel, de forma que las viviendas se abran a espacios interiores de manzana de dimensión suficiente. Se genera así un conjunto de plazas interiores que van salvando el desnivel al situarse a diferente altura, de acuerdo con la topografía del solar. Las dos primeras plazas desde la Avenida de la Estación están ajardinadas y la última, pavimentada, da cobijo a un aparcamiento subterráneo para 125 plazas.
Los bloques, prismáticos y compactos, se horadan y se vacían en distintos niveles para generar los recorridos interiores de la manzana o para responder a las distintas escalas del entorno. Así, en planta baja se abre un recorrido central para permitir la conexión entre las plazas interiores. En la planta primera, en menor dimensión, se reproduce el recorrido de planta baja con una pasarela que contendrá también las canalizaciones principales. La fisura que se produce sobre la pasarela es el punto donde la altura de los bloques cambia de cuatro a tres plantas, para adaptarse a los volúmenes de los solares laterales.