Córdoba. 2011
Uno de los cometidos básicos de la arquitectura residencial es la de crear tejido urbano, entendiendo por tal un patrón de crecimiento del trazado de los espacios de la ciudad reconocible y legible. Al contrario de lo que le ocurre a los monumentos o a las piezas «primarias» de la ciudad, al caserío, al sustrato residencial, le sienta bien la repetición. Por eso hemos querido ser lo más fieles posible a lo que parece ser la intención arquitectónica del urbanista que planificó esta zona, diseñada como un auténtico «código de barras» de prismas construidos dispuestos entre zonas ajardinadas. Nuestra propuesta reproduce a la escala de la parcela esta idea. La transparencia que se propone en nuestro espacio intermedio entre los bloques en sentido Norte-Sur es coherente con la ordenación general de la zona. No obstante lo anterior, la apuesta por la simplicidad volumétrica no implica la renuncia a los atributos de variedad en los espacios comunitarios residenciales y a la gradación de la secuencia interior-exterior que siempre hemos defendido. La lectura de las condiciones de tráfico de las calles que circundan la parcela nos justifica proponer la llegada para el tráfico rodado desde el Norte y la ubicación del acceso peatonal principal al Sur (junto al eje peatonal principal que estructura toda la ordenación de la zona). Es para esta secuencia peatonal para la que proponemos una variedad de espacios intermedios sucesivos que se puede describir como sigue: La entrada al conjunto saca partido del retranqueo de uno de los prismas, singularizando esta esquina con el vacío así creado. En este punto se genera un porche general, un pequeño espacio cubierto, en el que situarán los buzones y el cuarto de basuras. La secuencia se continúa, en la cabecera del espacio intermedio, con una pequeña zona de estancia, animada por la celosía del cerramiento y un pequeño ajardinamiento. El recorrido continúa con el acceso a los núcleos de comunicaciones, que segmentan el patio interior. A partir de ellos, y a través de una rendijas verticales de toda la altura uno de los primas, se accede, tanto físicamente en planta baja, como visualmente en el resto, al jardín privado de la promoción. El concepto general de la envolvente de las piezas construidas es heredero de una tradición visual del «estilo internacional» donde un tratamiento abstracto y simple en bandas horizontales en los alzados largos, y ciego y rotundo en los cortos, cede el protagonismo a una apuesta volumétrica de prismas paralelos y esbeltos entre jardines arbolados: una imagen de clara raíz modernista que creemos adivinar en el espíritu arquitectónico que orientó el Plan Parcial O3 «Huerta de Santa Isabel-Este»